En el imaginario popular, las brujas son descritas como ancianas horribles que hacen daño al prójimo con sus brujerías, llevándose a los niños.
Por supuesto que esta imagen no es correcta, ya que muchas de las mujeres que practican la magia son mujeres curanderas que usan sus conocimientos más bien para sanar.
Sin embargo, a veces, esta idea en torno a las brujas sí se llega a dar tal y como se piensa.
Ejemplos tenemos en las brujas mexicanas, ancianas que valiéndose de la brujería se convierten en zopilotes y bolas de fuego, volando por entre los cerros y posándose en árboles de pirul, acechando, en busca de bebés y niños no bautizados, a quien chuparles la sangre, aliméntandose como vampiros infernales.
Ya habrá tiempo de tocar esa temática que todo buen mexicano conoce muy bien.
Ahora, nos enfocaremos hacia Sudamérica, específicamente en Perú.
Este país, colector de tradiciones de pueblos milenarios como los moches, los aimaras y los quechuas, por decir unos cuantos pueblos, obligatoriamente también ostenta creencias sobre las brujas.
Hay una comunidad al sur del Perú, en el departamento de Ica, que ha cobrado notoriedad por el tema de la brujería, Cachiche, el cual es conocido como el pueblo de las brujas.
Investigaciones Ocultas les comparte este reportaje sobre las brujas de Cachiche.
La brujería en el Perú siempre existió.
En el Perú prehispánico, existían muchas creencias sobrenaturales, las cuales trascendieron hasta nuestros días.
En la costa norte destacan los chamanes que toman San Pedro y hacen sus mesadas, especialmente en Huancabamba, aunque la ruta de la brujería también se extiende a Chiclayo, Trujillo y Chimbote.
Y el mundo andino y el amazónico también conserva su propia parafernalia mágica; el primero usando fetos de llamas, mientras que el segundo usan cabezas de caimanes, respectivamente.
El pueblo de Cachiche, en Ica, comenzó a ser conocido como un pueblo de brujas desde la época colonial.
Pero no vaya a pensar que Cachiche era un pueblo en el que sus pobladores eran brujas.
No.
Recuerde que aquellos eran tiempos peligrosos por la presencia de la Santa Inquisición.
Cachiche, por el contrario, era el lugar de reunión de las brujas de todos los rincones de Ica.
Venían brujas de distritos como Salas, Guadalupe, La Angostura, Parcona, Los Aquijes, etc., quienes se reunían en aquelarres nocturnos, celebrados en los cerros circundantes.
La actividad brujeril se celebraba en secreto, siendo que muchas de esas mujeres asistían a misa devotamente, y sin embargo, por las noches, se dedicaban a la brujería.
Debían ser muy cautelosas si no querían levantar sospechas ante el Santo Oficio.
Ya en la época de la República, la brujería aumentó. Esto se debe a que la santa Inquisición fue abolida en el Perú, por lo que las brujas podían actuar sin miedo a ser castigadas.
Algunas mujeres fueron reticentes a que sus vecinos se enteraran que eran brujas, más que nada, por la presión social, ya que la sociedad vivía bajo valores católicos.
Sin embargo, a partir del siglo XX, las brujas saldrán del anonimato y comenzaron a hacer público su dote mágica.
Dejaron de lado el tema de los conciliábulos nocturnos en presencia de Satán y comenzaron a asentarse en en pueblo, prestando sus servicios brujeriles.
El siglo XX vería una oposición de valores en aquella sociedad: las personas eran muy católicas, pero en secreto acudían a estas brujas para hacer amarres, trabajos de brujería, daños y otras cosas.
Según la leyenda local, una de las brujas más famosas de Cachiche fue Julia Hernández Pecho, Viuda de Díaz.
Según cuentan, ella vivió toda su vida curando las enfermedades de sus vecinos, o haciendo amarres amorosos.
Era conocida por haber curado el tartamudeo de un adolescente de entre 14-15 años llamado Fernando León de Vivero.
Este muchacho, quien tenía problemas para articular frases completas, llegó a manos de la bruja, quien lo curó, y además le auguró que va a llegar a ser un gran profesional.
Años después, Fernando León de Vivero se convirtió en un gran político, ocupando cinco veces la presidencia de la Cámara de Diputados de Ica y también se convirtió en congresista de la República.
Muchos años después, don Fernando regresó a Cachiche.
Queriendo mostrar su gratitud con doña Julia, mandó levantar un monumento en honor a la bruja.
Era una estatua en forma de mujer con las manos estiradas hacia arriba en forma de V con un búho y una calavera a cada lado, tallado en un solo árbol de huarango, el cual, hoy en día, se puede visitar.
Pero esta mujer saltaría a la palestra en toda Ica, cuando en 1987, a la edad de 106 años, en su lecho de muerte, esta famosa bruja profetizó que cuando apareciera la séptima cabeza de una palmera, la cual crecía torcida en medio de la ciudad, casi en el mismo lugar en donde está su estatua, Ica sería aniquilada, hundiéndose para siempre.
En enero de 1998, el río Ica se desbordó e Ica quedó bajo sus aguas. Miles de personas resultaron damnificadas por aquel desborde.
La gente asegura que en ese año no se cortó ni se quemó la séptima cabeza de la palmera.
Desde esa fecha, los iqueños no han dejado de cortarla.
En la actualidad, las temidas brujas han desaparecido; sin embargo, en los últimos años, Cachiche ha experimentado un crecimiento turístico debido a la leyenda de las brujas, siendo la plaza con la estatua de la bruja y la palmera de las 7 cabezas los sitios más visitados.
Este turismo paranormal y esotérico ha conllevado a que muchos quieran reforzar ese legado mágico.
Muchas personas del lugar se han autodenominado hechiceros y santeros, qafirmando haber heredado los poderes de Doña Julia.
Incluso, las personas del lugar han diseñado un espacio llamado "El parque de las brujas de Cachiche", un parque temático en el que se cuentan las referidas plaza con la estatua de la bruja y la palmera, así como se han incorporado nuevos elementos, tales como estatuas de brujas, gárgolas, etc.
Actualmente, al llegar a Cachiche también se puede encontrar un “Centro Metafísico”, creado aprovechando el boom turístico que ha habido en Cachiche.
En dicho centro metafísico se puede encontrar una pirámide hecha de adobe, la cual se está ubicada casi en una esquina del local.
Las guías suelen explicar cuál es su función y como la gente acude a Cachiche de todas partes del mundo para alejar la mala vibra y limpiar su aura.
Se puede apreciar que la pirámide tiene en la punta un cuarzo que sirve para sacar las malas energías del alma de las personas y así a través de rezos y palabras, limpiarlas, alejando la envidia, la mala suerte que aveces se apodera de la gente. Si ingresas a esta pirámide, podrás sentir una gran cantidad de energía; esta es una densa habitación, hay una gran banca, inciensos, una olla con varias hierbas y velas, donde cada elemento, según la lo visto, es de suma importancia para los rituales que allí se realizan.
Según lo visto, las personas no solo acuden a este sitio para tratar los males, si no también a relajarse, ya que los inciensos, velas, y hierbas, ayudan a purificar el alma , logrando que la gente entre en un estado de tranquilidad y meditación.