miércoles, 7 de diciembre de 2022

Casas embrujadas en Cusco: Historias de terror

Al hablar del tópico de casas embrujadas, se asume que sólo en la ciudad hay casas con actividad paranormal, cuando en realidad, hay casas embrujadas tanto en la ciudad, como en el campo.
Una de las ciudades más emblemáticas del Perú es la ciudad del Cusco.
Y si hablamos de esta ciudad es porque tiene casas embrujadas.
La casa embrujada más famosa de la urbe cusqueña es la autodenominada casa maldita de la calle Saphy.
Pero no es la única casa.
Investigaciones Ocultas les compartirá unos relatos de terror compartidos por personas que, en determinadas circunstancias, vivieron anécdotas paranormales aterradoras en el interior de casas embrujadas del Cusco.


RELATO 1:
En la ciudad del Cusco, la demanda de hoteles y hospedajes cada vez es mayor, debido a la impronta turística de la ciudad.
Si bien es cierto que para el turista es una bendición el hecho de que haya una mayor oferta de posadas, lo cierto es que para los empresarios hoteleros ha aumentado la competencia en el rubro turístico.
Un hotel en particular, cuyo nombre debo reservarme, estaba quedando rezagado, hasta tal punto de declararse en quiebra por la bajísima concurrencia de huéspedes.
Es por ello que hasta que se presentara un comprador, el hotel siguió funcionando, y funcionaría hasta que alguien lo compre.
La persona que nos comparte esta singular historia decide permannecer en el anonimato, y se trata del dueño del susodicho hotel.
Si bien había escuchado algunos rumores de que se veían sombras y se escuchaban ruidos por parte de los huéspedes, nunca pudo 
confirmarlos, ya que no había experimentado ningún evento de carácter paranormal.
Es más, estaba ya harto de esas habladurías, las cuales él creía que habían sido la razón del porqué de la baja afluencia de clientes.

Una noche, él se quedó hasta bien noche cuadrando las cuentas y las deudas a pagar.
Estaba en el mostrador del lobby y miró hacia el pasillo.
Entonces, vio una silueta que se desplazaba por el lobby y saliendo al patio.
Salió a ver para decirle al huésped que no ingrese al patio, pero entonces se acordó de algo.
En el hotel no habían ningún huésped alojado.
Pero pudo haber sido algún trabajador, ¿no?.
Lo cierto es que no había trabajadores. Sólo él trabajaba allí. Le iba tan mal que no alcanzaba para pagar el sueldo de ningún trabajador. Por lo tanto, en esa noche sólo él estaba allí.
A partir de allí, comenzaría una ola de eventos paranormales.

Días después, sucedió otro suceso. Él estaba limpiando la escalera del patio. En ello, el balde con el agua salió volando, como si alguien lo hubiera pateado con fuerza e ira.
Él se retiró de allí algo avergonzado.
Entonces, los fenómenos paranormales cada vez fueron empeorando.

Sombras, siluetas, ruidos, habitaciones en donde se prenden y apagan las luces, etc.
Y tras ello, comenzaron las pesadillas, las agresiones físicas y los intentos de posesión.

Una mañana, él estaba limpiando las habitaciones. Ya había contactado con un posible comprador a quien le vendería el hotel por precio de gallina flaca. Sin importar eso, por fin iba a deshacerse de gastar en el hotel. Por lo tanto, había que entregar el hotel en perfectas condiciones para que se animen a comprarlo.
Entonces, él encontró debajo de la cama de una habitación un muñeco. Estaba pinchado con alfileres en todo el cuerpo.
No cabía duda. Era un muñeco vudú de brujería.
Sin saber cómo proceder en ese caso, fue a ver a un chamán.
Tras consultarlo con un chamán que se veía confiable, él se enteró que el muñeco era un trabajo de brujería para hacer que le vaya mal en los negocios. No tenía problemas de salud, el único problema era en el negocio del hotel.
Posiblemente, era alguien que le tenía envidia o que fuera un competidor y que lo metió debajo de la cama.
Pero, quien fue y cómo lo metió allí.
Sobre la identidad del responsable, estaba más que claro que, o bien era algún competidor en el rubro hotelero, o era alguna persona que le tuviera envidia. Pero, quién exactamente, no podía saberlo.
No podía desconfiar de nadie en concreto, ya que tampoco le iba tan bien como para despertar los celos de otros dueños hoteleros. Había mejores hoteles que el suyo.
Sobre como lo metió allí, pues era una pregunta mucho más difícil de responder, a menos que se haya hospedado allí.

Pero lo más importante era cómo romper el maleficio puesto en su hotel.
El chamán le dijo que debía quitar el muñeco del cuarto, y una vez afuera, en un sitio lejos, debía quemarlo.

Él fue al hotel, sacó al muñeco de debajo de la cama del cuarto, fue con ello afuera de la ciudad, en un descampado rural, y quemó ese muñeco, desarticulando el hechizo.
Semanas después, los eventos paranormales dejaron de suceder en esa casa, y casi a la par aumentó la cantidad de huéspedes alojados.

Como al mes de ello, aquel dueño de ese hotel se enteró que una persona conocida de él tuvo un accidente.
Había sufrido un incendio en su casa, perdiéndolo prácticamente todo.
Tal persona era un antiguo trabajador.
No digamos que fue un trabajador entrañable que trabajó tiempo allí.
Todo lo contrario.
Resulta que durante unos tres meses, había trabajado allí un señor, un trabajador con quien discutía porque lo había atrapado infraganti robándose implementos del hotel.
Este trabajador fue despedido por sus constantes hurtos, y en vez de pedir disculpa, este tipo le dijo que iría a fracasar en el hotel.
Vaya, cómo no se acordó antes.
Era él.
Fue él quien le hizo la brujería.
Ahora, muchos dirán que esto podía ser una simple y alocada conjetura.
Sin embargo, en el mundo de los daños y las brujerías, cuando un mal es descubierto y tratado, el daño se regresa a la persona que lo envió.
En este caso, al poco tiempo de que el dueño del hotel haya quitado la brujería, la casa de este ex trabajador se quemó.
Lo único que queda pendiente es cómo llegó el muñeco allí, debajo de la cama de la habitación.
Tal vez el mismo día en que fue despedido, aquel trabajador puso el muñeco vudú, justo antes de marcharse, o tal vez mandó a alagún familiar o conocido a que se hospede y coloque el muñeco.
Nadie lo sabe.

Lo único cierto es que la brujería sí existe.


RELATO 2

De la ciudad del Cusco, nacen una serie de caminos de trocha que llevan a los diferentes pueblos y caseríos.
Siguiendo por la avenida Circunvalación se llega a una pampa, un descampado, en el que se yergue una casona abandonada.
Cabe precisar que la zona está cubierta con arboledas y bosques de un vivo verde, bajo un cielo que pareciera dibujado en un lienzo, sin dudas, un paisaje idílico.
Era un caserón en U.

Una tarde, Pedro, su primo Jorge y su amigo Juan, se fueron adentrándose al campo a las afueras del Cusco.
Querían pasear y disfrutar de los alrededores.
Y es cuando, caminando por una trocha rodeada de bosquecillos, se topan con una extraña construcción.
Una casona aparentemente abandonada, construcción que nunca habían visto.
La curiosidad los jaló a meterse dentro. Total, la juventud nos incita a tomar ciertos riesgos.
Entrar dentro no fue problema.
No había puerta, así que se colaron en el interior.
Caminaron, anduvieron por entre las ruinas de aquel desolado lugar.
La casa era amplia, grandísima, extensa, lo que más parecía una galería, un laberinto.
Entonces, Pedro subió al segundo piso, pensando que Jorge y Juan estaban allí.
Sin embargo, ambos aún estaban en el piso de abajo.
Cuando Pedro estuvo ya en el segundo piso, escuchó unas voces que provenían del interior, probablemente, de una de las tantas habitaciones.
Pedro se encaminó rápidamente hacia el lugar donde escuchó las voces.
Efectivamente, provenían del interior de una habitación cuya puerta estaba cerrada.
Se acercó a empujar la puerta de dicho dormitorio, pero ni bien empujó un poco, sintió un aire frío salir del interior y golpear su cuerpo, lo cual le hizo tiritar.
Pero no fue el frío, sino que tuvo un extraño sentimiento, una sensación de que no debería entrar allí.
Sin embargo, y a pesar de que se hubiera arrepentido de entrar, su mano no se detuvo y siguió empujando la puerta, como si fuera un acto imposible de revertir.
Entonces, la puerta ya estaba abierta.
Ingresó dentro de la habitación y en una esquina estaba... algo.
No, no era porque estaba oscuro y no pudo distinguir bien.
Bueno, sí, la habitación estaba en penumbra, pero sí se podía ver.
Era un cuerpo gaseoso, algo así como una nube.
Y entonces esta masa se desparramó hacia él, quien se quedó inmóvil en el marco de la puerta, quedándose inmóvil, esperando el arribo de eso, lo cual no tardó mucho en alcanzarlo.
Jorge y Juan escucharon los gritos de Pedro en la planta de arriba.
Y aunque pensaron que podía ser una broma, se aprestaron a correr.
Había algo en el tono de los gritos que indicaba que podía ser que efectivamente estaba siendo atacado.
Al llegar se acercaron a una habitación que estaba con la puerta semiabierta, y de la que se escuchaban los gritos.
Al llegar al pie de la puerta, al ver el interior....
No lo podían creer.
Pedro estaba tirado en el suelo dentro de la habitación y sobre él estaba una silueta negra.
Entonces, ello se dio cuenta de la presencia de los dos chicos que se quedaron helados del miedo, el cual se apoderó de sus corazones.
Fue cuando eso arrastró a Pedro directo hacia la ventana. Pretendía lanzarlo hacia el exterior.
Aunque quisieron, el miedo los hizo entornillarse dentro del suelo.
Y vieron impotentes como Pedro fue lanzado por la ventana del segundo piso.
Cuando eso pasó, parecieron reaccionar y corrieron, quien sabe si para auxiliar a Pedro quien con suerte aún estaría vivo, o si fue para salir de huir.
Ambos bajaron y salieron de la casa. Se acercaron adonde Pedro.
Afortunadamente, el suelo de tierra había amortiguado la caída.
Si hubiera sido en la ciudad, no tengan duda que Pedro hubiera muerto desnucado.
Llevaron al pobre Pedro pidiendo ayuda a los comuneros. Lo llevaron al hospital, donde lo atendieron.
Pedro había sufrido rotura de clavícula y de muñeca.
Estuvo meses con rehabilitación.
Pero si bien se pudo recuperar físicamente, quedó con trauma.
Se desespera al quedarse solo en su casa, rompiendo en llanto si escucha ruidos a los que no puede encontrar una pronta explicación.

lunes, 4 de julio de 2022

Misterios Bíblicos

La Biblia esconde muchos misterios. ¿Dónde estuvo el Jardín del Edén? ¿Dónde están Sodoma Y Gomorra? ¿existieron gigantes en la tierra?.
Estos y otros misterios copan el universo bíblico, ante los cuales la comunidad científica sigue investigando y buscando respuestas.
En esta oportunidad, nos centraremos en 5 misterios bíblicos.
Si te gustó el video, hazme saber si deseas una segunda parte con más misterios de la Biblia.


El Jardín del Edén
Uno de los primeros misterios que surgen en la Biblia gira en torno al mítico Jardín del Edén.
El libro de Génesis, el primer libro de la Biblia, hace mención a una tierra maravillosa en la que vivían todos los animales de forma pacífica, viviendo también allí el primer ser humano, el primer hombre, Adán.
Tras el pecado de Adán y Eva, Dios expulsó a ambos de aquel paraíso terrenal.
Ahora bien, la ubicación exacta del Jardín del Edén ha sido una búsqueda incansable por parte de los científicos y la arqueología bíblica.
Según el libro de Génesis, este jardín se ubicaba en el medio oriente, y un río salía del Edén para regar el jardín, y desde allí se dividía, y se convertía en cuatro cabezas, llamados: río Pisón, que se dice, rodeó toda la tierra de Havila; el río Gihón, que habría rodeado toda la tierra de Cus; el río Hidekel; que iría al oriente de Asiria; y el río Éufrates.
Es cuestión de investigar donde quedan esos 4 ríos en la antigüedad.
Sin embargo, sólo es reconocible el río Eufrates, más no el Pisón, el Gihón ni el Hidekel.
¿Será acaso que no se podrá conocer el paradero de dicho paraíso?
Si bien es cierto que esos tres ríos no aparecen en los mapas, quizás el jardín del Edén no esté del todo perdido.
Para empezar, aunque nadie conoce al río Hidekel, pero sí todos han escuchado del río Tigris.
Pues bien, el río Hidekel es el río Tigris, ya que está al este de Asiria y se une en un parte baja con el río Eufrates.
Faltaría conocer los otros dos ríos.
El río Pisón rodeó toda la tierra de Havila, tierra que era conocida como Arabia, 
mientras que el río Gihón habría pasado por la tierra de Cus, la cual no es sino Etiopía.
Estos 4 ríos se unirían en la parte baja, en la actual zona del sur de Irak.
Y tras esta convergencia, nacería un río, el cual discurriría por el jardín del Edén, que estaría situada en el mar, en algún lugar del Golfo Pérsico.

El Arca de Noé
Pero el Jardín del Edén no es el único misterio del Génesis.
El arca de Noé es una embarcación de madera realizada por Noé.
Dios había planeado destruir el mundo con un diluvio, pero permitió que una pareja de todos los animales del mundo, así como Noé y su familia ingresen y se resguarden de la aniquilación.
Tras varias semanas, el arca flotó en el gigantesco mar universal, hasta que dejó de llover y el agua fue descendiendo hasta que tocó tierra firme y Noé y su familia salieron del Arca.
Pero, ¿Dónde quedó el arca?.
A diferencia del Jardín del Edén, no hay referencias del lugar donde el Arca quedó anclado.
En 1916, Vladimir Rosskowizky, un explorador ruso, aseguró haber hallado a una altitud de 4 000 msnm, en el monte Ararat, una embarcación semienterrada bajo el hielo.
Es cuando el zar Nicolás II de Rusia envió una expedición que ratificó que el hallazgo correspondía al arca y se extrajeron pruebas que se estimaron como definitivas.
Sin embargo, la Revolución Soviética y el fin del régimen zarista hicieron que dichas evidencias se perdieran para siempre.
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos escaladores o exploradores han señalado haber visto o hallado fragmentos del arca en las inmediaciones de la cima del monte Ararat.
Este misterio aún seguirá sin descubrirse.

Sodoma y Gomorra
Tras regresar de Egipto, Abraham el patriarca había levantado su campamento en el actual Israel, acampando afuera de las ciudades cananeas.
Es cuando los pastores de Abraham sostuvieron pleitos con los criados de su sobrino Lot por la posesión de pozos de agua, tan necesarios para sobrevivir.
Lot eligió vivir en la llanura del Jordán, mientras que Abraham habitó en la orientación contraria, al oeste.
Lot habitó en la ciudad de Sodoma, cuyos pobladores eran malvados, por lo que Dios castigó a dicha ciudad conjunta con su ciudad aliada Gomorra, destruyendo a ambas ciudades con una lluvia de fuego y azufre.
La Biblia sitúa a dichas ciudades en la llanura del Jordán, al norte del mar Salado.
Se describe como parte de una ruta comercial común y estaría protegida por torres y altas y gruesas murallas.
Ahora bien, tras décadas excavando, los arqueólogos creen que por fin han encontrado las ruinas de la ciudad bíblica de Sodoma.
Los expertos que investigan el valle del Jordán aseguran haber hallado los restos de una ciudad de la Edad del Bronce que coincide con la descripción que da el Antiguo Testamento de esta urbe.
Las razones son varias.
En primer lugar, sería la ciudad más grande de la región, tal y como se describe en la Biblia.
En segundo lugar, las fechas coinciden, ya que data de entre el 3.500 aC y el 1.540 aC.
En tercer lugar, se cree que fue abandonada repentinamente en algún punto de la Edad del Bronce.
Sin embargo, algunas declaraciones hechas por autores clásicos describen una región quemada por una catástrofe ígnea, ubicada al sur del Mar Muerto, donde se encontraban varias ciudades destruidas y cuyos restos consumidos por el fuego todavía eran visibles en sus días.
Se dice que de las fisuras del terreno emergen gases tóxicos (Dt 29:23).
Los geólogos han encontrado petróleo y gas natural en la región ubicada en los alrededores del extremo meridional del Mar Muerto, que es a la vez una zona frecuentemente sacudida por terremotos; de manera que encontramos aquí todas las condiciones necesarias para que se produjera la catástrofe que describe la Biblia.
Además, Jebel Usdum, el Monte de Sodoma, en lacosta sudoccidental del Mar Muerto, está constituido en un 50% por sal pétrea.
Se cree que durante la catástrofe que provocó la destrucción de Sodoma, parte de esta sal habría volado violentamente y cubierto a la mujer de Lot, la que así tomó la forma de una estatua o columna de sal (Gén 19:26).

El arca de la Alianza
El arca de la alianza o arca del pacto es un cofre de madera cubierto de oro descrito en relatos bíblicos que, según la tradición judía, fue diseñado y creado por mandato divino para guardar las tablas de los diez mandamientos.
El episodio se sitúa aproximadamente un año después del éxodo de Egipto.
El arca fue creada siguiendo el modelo que Dios le habría dado a Moisés cuando los israelitas acamparon al pie del monte Sinaí. 
Fue usada en la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El arca fue fijada en Silo.
Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del arca de Dios.
Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros.
Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel.
En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, este quedó dos noches consecutivas postrado delante del arca, solo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país.
Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado que el arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bet Semes: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá.
Luego, Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos.
Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión.
Sin embargo, de camino a Sión había ocurrido un accidente: Uza, un encargado del arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente.
David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obed Edom.
Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo que construyó el nuevo rey, Salomón, en Jerusalén.
Siglos después, en el año 587 a.C., Nabucodonosor II, el rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo.
Se cree que el arca fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión caldea y posterior deportación de los judíos.
Según el registro de los Macabeos, Jeremías tomó el arca para ocultarla en el Monte Nebo, en la actual Jordania.
Sin embargo, esa no es la única hipótesis, ya que un grupo de rabinos afirma que tras la caída de la ciudad de Jerusalén, que devino en la destrucción y saqueo del Primer Templo a manos babilónicas, el arca habría sido enterrada en el monte Moriá, debajo del antiguo templo.
Hay algo a favor de esta creencia y es que este cofre sagrado no se menciona entre los tesoros devueltos por los persas, 

Gigantes Nefilim
Uno de los misterios más sorprendentes de la Biblia es sin duda la existencia de gigantes.
En Génesis se deja constancia que un grupo de ángeles, los ángeles caídos, descendió a la tierra y tuvo relaciones carnales con mujeres en la época antes del diluvio.
Estas uniones antinaturales y prohibidas dieron como resultado gigantes llamados Nefilim o Nephilim​, una legendaria raza de gigantes híbridos, la cual se habría extinguido posteriormente durante el diluvio universal.
Sin embargo, al parecer los nefilim habrían podido sobrevivir al diluvio.
Esto se hace evidente cuando los israelitas inician su avance conquistador por el territorio del actual Israel, país habitado por una serie de tribus como amorreos, heteos, heveos, y otros.
Moisés envió a 12 espías que explorasen toda la tierra prometida.
Tras merodear esa tierra, retornaron los espías. Diez de ellos reportaron que los pobladores de la tierra de Canaaán eran descendientes de los nefilim antediluvianos y que, en comparación, los hebreos eran como “saltamontes”.
Es allí que le dan el término de hijos de Anac, raza de los gigantes.
El sucesor de Moisés, Josué peleó varias batallas con los anaceos y los amorreos.
Finalmente, él “destruyó a los anaceos de los montes: de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades.
Principalmente, destaca Hebrón, ya que en ella fueron derrotados Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac, hijo de Arba, quien fue un hombre grande entre los anaceos.
Además de Hebrón, también figuran Og, el rey de Basán, ciudad al este del río Jordán, cuya cama de fierro era de grandes proporciones.
Precisamente, Og, rey de Basán, había quedado del resto de los gigantes, quienes son referidos como refaítas.
Fueron una antigua tribu cananea​ que vivía en las colinas de Judá y en la llanura filistea (Hebrón, Debir, Anab, Gaza, Gath, Ashdod).
Vivían en la región que más tarde ocuparon los moabitas y los amonitas; los primeros les llamaron emitas, y los segundos les llamaban zomzomeos.
Tanto moabitas como amonitas los derrotaron y los desposeyeron de su tierra, apropiándose de ella.
Probablemente, Arba, padre de los anaceos, haya sido un refaíta.

Pero sin dudas, los gigantes se evidencian aún más en el gigante más famoso de todos: Goliat.
Goliat era filisteo y era el paladín de estos frente a los israelitas en el campo de batalla.
Sin embargo, a pesar de su gran tamaño y su armadura, David lo venció.
Los filisteos no eran un pueblo cananeo, sino un pueblo invasor, al igual que los hebreos, amonitas y moabitas, aunque a diferencia de estos, los filisteos no eran semitas, sino de origen cretense.
Eran, pues, los filisteos uno de los tantos pueblos del mar.
Se cree que los Refaítas se mezclaron con ellos, por lo que acogieron ese gen del gigantismo propio de los refaítas.
Es más, Israel exterminó a los pueblos de la raza de los gigantes, sin embargo quedaron los gigantes radicados en Gaza, en Gat y en Asdod.
Es decir, los pueblos filisteos.

Fuera del texto bíblico se encontró en Egipto un registro muy interesante.
Durante la duodécima dinastía del antiguo Egipto, que data tradicionalmente del siglo XX al siglo XIX a. C., los egipcios practicaban algo similar al uso moderno de las muñecas vudú.
Un alfarero haría una figurilla de arcilla de un enemigo al que ellos temían.
La estatuilla tenía los brazos detrás de la espalda y el nombre del grupo o de sus líderes estarían escritos en ella.
A veces se usaba un tazón o bloque de arcilla para enumerar a los enemigos.
La figurilla o el tazón se rompían simbólicamente para maldecir a los enemigos para que pudieran ser derrotados.
Los arqueólogos han reconstruido muchos de estos textos de Maldición (también llamados Listas de Proscripciones), y se han encontrado algunos detalles muy interesantes sobre los anaceos.
Este es un ejemplo de un texto que los menciona:
Se debe notar que anaq (es decir, con una q en lugar de la c) es una transliteración común de la palabra hebrea para Anak, עְַנָק (Números 13:33).

Otro texto de Maldición coloca a los anaceos en la tierra de Canaán e incluso menciona la ciudad de Jerusalén.
Los antiguos egipcios también llamaron a los habitantes de la tierra de Canaán “Shasu”.
Un texto posterior titulado El oficio del escriba (c. 1250 a. C.), que se utilizó para entrenar a los escribas egipcios, habla de un paso de montaña cananeo durante una batalla pasada.
Los codos egipcios eran más largos que el codo común hebreo. A 52 cm (21”) por codo egipcio, los Shasu mencionados en esta carta habrían medido entre 2 m (6’10”) y 3 m (8’7”).
Esta descripción muestra que la medición tradicional de Goliat no es tan extravagante como muchos críticos creen.


miércoles, 11 de mayo de 2022

Satanismo y rituales en Oaxaca | Satanismo y rituales México

EL CUARTO DE LOS SACRIFICIOS (Oaxaca, México)

Relato enviado por Hércules, cuñado del protagonista; redactado y narrado por Milton Berrocal.

Esto sucedió en una casa en Oaxaca, una ciudad al sur de México.
Martín era mi cuñado, esposo de mi hermana María Calendaria.
Martín era un obrero que trabajaba en la restauración del jardín de una casa solariega, en la ciudad de Oaxaca, cuyos dueños tenían mucho dinero.
Los dueños de la casa habían contratado a Martín y a tres compañeros suyos para que reparen la pileta del jardín, así como para que instalen un sistema automático de riego del mismo.
La familia de la casa consistía en una pareja de esposos. No tenían hijos.
Ellos, a las 8 de la mañana, le abrían la puerta a los obreros. Posteriormente, la pareja salía a trabajar, dejando a los obreros solos en la casa.
Posteriormente, los esposos regresaban a las 6pm, justo cuando la jornada de los obreros terminaban.
Después de trabajar, él y sus tres compañeros podían ir a la cocina a tomar un vaso de agua o de refresco.
Para esto, para ir a la cocina, debían pasar por un pasillo, el cual conducía a la sala.
Una tarde, estando él solo trabajando en el patio, se metió a la cocina a tomar un vaso de agua.
Pero a medio camino en el pasillo, algo le llamó la atención.
Desde el pasillo, él vio algo en la sala.
Algo muy curioso y aterrador.
Era una estatua... la estatua de un Bafomet.
Era de un color beige claro y era la escultura de un hombre con una cabeza de cabra.

En otra ocasión, Mientras trabajaba en el patio, Martín descubrió allí lo que Parecía ser una puerta de metal, toda oxidada.
Dicha puerta Estaba cerrada con candado.
Parecía que el dueño ocultaba algo allí, algo que no quería que los visitantes y extraños vean.

Pensó que tenía que entrar allí, pero que debía encontrar la llave para abrir la puerta.
Lo más probable es que la llave la tengan los dueños de la casa, pero cabía la posibilidad de que ellos la hubieran escondido en algún lugar de la casa.
Habría que buscar por la casa.
Buscó por la cocina. Nada.
Buscó por la sala. Y entonces la halló.
En una mesa de la sala, estaba una llave algo antigua.
Quizás, esa era la llave.
Bueno, habría que probar.
Fue con esa llave al patio.
Se acercó a la puerta metálica.
Puso la llave en el candado.... Bingo. Era la llave.
Abrió el candado y entró al cuartito.
Lo que vio lo estremeció:
Había varios Altares dedicados a la Santa Muerte y en ellos recipientes con órganos humanos y un líquido rojizo que apestaba a algo ferroso.
Era sangre.
¿Cómo habían obtenido esos restos humanos? ¿Habían sido parte de personas sacrificadas?
Al parecer, los dueños adoraban al diablo, ofreciéndole víctimas humanas, a cambio de prosperidad.
Tal vez, habían llevado a algún sacerdote satánico, o, quizás, los propios dueños podían haber sacrificado con sus propias manos a algún desdichado, o a varios.
En dichos altares también encontró siniestras y horrendas estatuas de Bafomet.
No cabía duda. En dicho cuarto, se celebraban rituales satánicos, en los que se sacrificaban personas.

Sin embargo, Lo verdaderamente aterrador sucedería unos días después.
Uno de sus compañeros, Laurentino, no se había presentado a la casa. Lo más raro es que no se le volvió a ver en ningún lugar. Nunca más.
Lo más probable es que Algo le había pasado, algo muy malo.

¿Y si los dueños lo han sacrificado?
Esa pregunta asaltó la cabeza de mi cuñado.
Ese mismo día, él Volvió a robar la llave y con ella entró sigilosamente al cuartito del patio.
En los altares estaban las cuencas con órganos, pero algo que le llamó la atención fue que en un altar estaba un cráneo humano ensangrentado.
Ese cráneo lo habían colocado recientemente, ya que no lo vio la primera vez que entró.
Sin embargo, el ver en el altar algunos documentos del compañero desaparecido, así como varios collares que él usaba, hizo suponer lo peor.
Pero lo peor fue el ver en dicho altar documentos del compañero desaparecido, así como varios collares que él usaba.
Este hallazgo confirmó la pregunta que se había formulado sobre el paradero del compañero.
Él fue sacrificado en una ceremonia maligna.

Dos días después, otro compañero desapareció.
Él sabía que el segundo compañero desaparecido, cuyo nombre era Ernesto, había corrido la misma suerte que el primero.
Fue cuando la desesperación se apoderó completamente de Martín.
Su otro compañero, de nombre Silvio, estaba algo extrañado, pero nada más.
Martín sentía que tenía la obligación de contarle a Silvio lo que estaba pasando.
Presentía que, poniendo sobreaviso a Silvio, podía evitar una futura tragedia, ya que era claro lo que iba a pasar.
Sus dueños estaban sacrificando a los trabajadores, y sería mas que probable que en unos días los sacrifiquen a él y a Silvio.
Fue así que él liberó su alma y, sin que nadie los viera, se apersonó adonde estaba Silvio y le contó lo que sabía.
Silvio se echó a reír. Por supuesto que no le creyó.
Entonces, Martín le propuso llevarlo al cuarto del patio para que viera con sus propios ojos.
Silvio se asustó un poco, ya que no deseaba hurgar en lugares al que no tenía permiso.
Martín le dijo que él ya había entrado al cuarto y nadie se había dado cuenta, pero que fue así que él descubrió lo que estaba pasando.
En juego estaba que pudieran salir con vida.
Silvio, al ver la seguridad de Martín, sintió un poco de miedo y aceptó ir.
Martín cogió la llave y ambos fueron al patio.
Tras abrir la puerta oxidada, entraron al cuarto.
Silvio vio los altares maléficos en donde estaban las estatuillas de Bafomet y los recipientes donde estaban órganos y sangre recolectada.
Martín le señaló uno de los altares, en donde estaban los documentos y collares de Laurentino.
Efectivamente, Silvio vio esos artículos y comprobó que, efectivamente, le pertenecían al compañero.
Silvio supo que los dueños tenían algo que ver con la desaparición de aquel compañero.
Martín, además, le señaló la calavera humana que estaba en dicha mesa. Probablemente, sea de Laurentino.
A Silvio le entró un miedo que recorrió por su espina dorsal.
El saber que los dueños posiblemente hayan sacrificado a Laurentino hizo que Silvio temblara de miedo.
Es cuando, Martín comenzó a buscar con la mirada alguna pertenencia del otro compañero, de Ernesto.
Detuvo su mirada en otro altar. Al parecer había encontrado alguna prenda de Ernesto.
Entonces, Martín le indicó a Silvio que viera hacia un altar que les estaba señalando.
Allí vio, encima de ese altar que le señaló Martín, no una prenda, sino una mano cercenada.
Era la mano de Ernesto. Podía reconocerse por las sortijas que habían en sus dedos.
Alrededor de la mano había unos dientes, formando un círculo.
Martín le indicó que debían salir de la casa, ya que si seguían trabajando allí serían asesinados en rituales satánicos.
Ambos salieron del cuarto. Decidieron que lo mejor era irse sin decirle nada a los jefes. Ya cuando estén en sus casas, podían reportar que renunciaban al trabajo, alegando algunas excusas.
Fue así que los dos salieron de la casa, despidiéndose.

Aparentemente, se habían librado de aquel ignominioso destino.
Días después, Martín recibió un mensaje de parte de Silvio.
Silvio le dijo que estaba desesperado y en una difícil situación, ya que su esposa le estaba exigiendo que regrese al trabajo para que cobre por el trabajo que estuvo realizando allí.
Ella no le creía sobre que los dueños se dedicaban a sacrificar a sus trabajadores, sino que le atribuyó que él dejara de trabajar a un acto de holgazanería.
Si no regresa a la casa de sus jefes, su esposa lo dejaría.
No tenía otra alternativa que regresar.
Lo peor es que si él fuera sacrificado, no sabía si su esposa iba a presentar la denuncia por desaparición o si ella daría por sentado que él se habría escapado para ir a tomar.
Martín no supo si Silvio regresó a la casa de los jefes ni si él regresó con vida.
Le mandó un mensaje al celular de Silvio, pero sin respuesta.

Lo mas seguro que a Silvio también lo hayan sacrificado.
Martín tuvo la suerte de que mi hermana no le exigió volver a trabajar allí, aunque no le pagaran por el tiempo que trabajó allí, ello a pesar de que no le contó nada.

Hasta ahora, Martín tiene miedo, pensando en que los jefes se valdrán de algo para hacer que regrese a la casa y lo terminen sacrificando.
Dicho miedo no está infundado, ya que los dueños lo llamaron, diciéndole que él se había olvidado algunas herramientas y que debería regresar para recogerlas.
Esto que le decían era falso, ya que él no había olvidado ninguna herramienta.
Querían que regresara para que lo sacrifiquen.
Martín hizo caso omiso a esa llamada y a muchas otras, a las que ni siquiera él contestaba.

Él ha tenido, desde entonces, pesadillas con que él regresaba a aquel cuarto y era maniatado por los dueños.
Pronto, lo rodeaban junto con otras personas, todas vestidas con ropajes negros.
Y acto seguido, comenzaban a descuartizarlo en vida, ofreciéndolo en sacrificio al maligno.