Hola, que tal como están,
espero de corazón que bien. Les saluda su amigo y servidor Milton de su canal
Investigaciones Ocultas.
Les contaré unos relatos de
fantasmas que me contaron mis amigos.
Relato número 1: el cuarto embrujado
Un día, me encontré, de casualidad, con un amigo de la universidad.
Me comentó de su práctica pre profesional que realizó en la ciudad de Chimbote, una provincia al norte de Lima.
Me comentó lo que él y su compañero vivieron en su práctica pre profesional.
Mi amigo se fue, con otro compañero, en el 2012, a hacer práctica pre profesional en un proyecto desarrollado en un pueblo de la ciudad portuaria de Chimbote al norte de Lima.
Alquilaron un cuarto en el segundo piso de una casa. Era un cuarto muy barato.
Para acceder a dicho cuarto en el segundo piso debían ingresar por una escalera que estaba afuera de la casa.
Tras dicha escalera ingresaban a un pasillo donde estaban ubicados tres cuartos que alquilaba la dueña y un baño.
Ellos habían alquilado el cuarto más cerca de la escalera.
Dicho pasillo no tenía foco por lo que estaba siempre a oscuras.
Para mala suerte de ellos, ninguno de los tres cuartos contaba con luz ya que el generador de la luz se malogró y la dueña no quería arreglarlo.
Es por eso que también costaba muy barato ese cuarto.
Sin remedio, se quedaron a dormir allí a oscuras.
Mi amigo sintió que algo le tocaba la cara y se lo contó a su amigo quien le comentó que a él le sucedió lo mismo.
Como ellos estaban en un proyecto y necesitaban electricidad por sus computadoras, tuvieron que alquilar en un internet para avanzar con sus documentos.
Cuando regresaban del internet, sentían el ambiente del cuarto pesado.
Lo peor era ir de noche por ese pasillo para ir al baño el cual estaba al fondo del pasillo.
Tanto mi amigo como el otro compañero escucharon que alguien les susurraba dentro del baño.
Aguantaron sólo cuatro días en dicha cuarto y de allí buscaron otro cuarto sin importar que estuviera más caro.
Relato número 2: la cara del espejo
Mi profesor de colegio secundaria, que enseñaba el curso de Personal Social, nos contó, hace años, a toda la clase, una experiencia que lo aterró.
Él tenía una tía que vive en un pueblo de la ciudad de Ferreñafe, en la provincia de Lambayeque, Perú.
Él se quedaba a dormir en la casa de su tía, la cual era muy espaciosa. La casa era de quincha, de aspecto colonial. A él no le agradaba mucho el dormir en esa casa, ya que, en dicha casa penaba.
Se escuchaban en las madrugadas ruidos de cadenas por la sala.
Se escuchaba, también, los lamentos lejanos de una mujer, a la par que se escuchaban sus pasos en el pasillo donde estaban los cuartos.
Sin embargo, lo que más le asustó fue cuando tuvo que ir al baño y vio en el espejo el rostro de una mujer, con la carne que colgaba de su cara, toda descompuesta, y podían verse los huesos.
Fue tanto su horror que gritó y su tía vino hacia donde él estaba y la aparición en el espejo desapareció.
Nunca supo porqué penaban en la casa, pero él cree que allí murieron varias personas.
Relato número 3: la casa a medio terminar
El primo de mi amigo se llamaba Juan; en el 2011, tras acabar el colegio y con su enamorada embarazada, decidió ganarse la vida como albañil a sus 18 años.
Recibió una llamada para trabajar en la construcción de una casa en Comas, un distrito de la ciudad de Lima.
El diseño era para hacer una casa de tres pisos.
Eran cinco trabajadores y empezaban a trabajar a partir del mediodía hasta las 10pm.
Ellos cenaban en la misma construcción a eso de las 7 u 8pm y ya las últimas dos horas que faltaban para que sean las 10pm eran de poco hacer o ya de descansar.
Todos vivían en barrios que quedaban lejos de aquella construcción y, tanto por el miedo a caminar de noche como por el cansancio, todos se quedaban a dormir.
Llevaban colchones, ropa para cambiarse y sus enseres personales.
Ya habían instalado las tuberías del desagüe y el water, estaban ya terminados tanto el primer como el segundo piso, así como ya estaban construyendo las bases para el tercer piso.
Sin embargo, con el paso de los días, las cosas comenzaron a volverse extrañas.
Juan escuchaba las historias de sus compañeros de trabajo, quienes decían que en la casa en construcción penaban.
Uno de sus compañeros decía que, cuando fue a orinar al baño que estaba en el primer piso, vio a una sombra pasar a la cocina.
Otro dijo que cómo él se quedaba a dormir en la sala, ya que uno debía hacer guardia en el primer piso mientras los demás dormían en el segundo piso, sintió cómo le respiraban en la cara y le susurraban al oído.
Por supuesto que Juan y los otros dos albañiles no les creyeron y los molestaron con ser miedosos.
Con el correr de los días, las historias de fantasmas comenzaron a escucharse con más frecuencia.
Uno de los albañiles dijo que mientras hacía unas mediciones en lo que sería el segundo cuarto del segundo piso escuchó el ruido de unas canicas allí lo que lo extrañó e hizo voltearse pero no había nada.
Acto seguido, salió de allí, dejando su maletín de trabajo y bajó al baño del primer piso y, cuando volvió a subir al segundo, vio que el maletín estaba abierto con las herramientas vaciadas en el suelo siendo que él dejó las herramientas en el maletín totalmente cerrado.
Otro mencionó que mientras trabajaba haciendo lo que eran las escaleras del tercer piso escuchó que alguien se paró atrás de él y pensando que era su compañero de trabajo le pidió que le alcanzara unas varillas de metal pero no le hizo caso y tras varios pedidos sin encontrar su petición escuchada volteó enojado para recriminarle porque no le entregaba las varillas vio que no había nadie.
Más escalofriante fue lo que dijo a continuación el mismo hombre que, cuando, salió al baño ya muy de mañana, como a las 5am, vio a un hombre en el primer que se dirigía a la cocina, entonces él lo siguió y cuando entró a la cocina no vio a nadie.
Sin embargo, un suceso marcaría la vida de Juan y de sus compañeros.
En una ocasión, todos se fueron a dormir y uno de los albañiles se quedó a dormir en el primer piso porque se le asignó que vigilase el primer piso.
Horas más tarde, los albañiles se despertaron sobresaltados por los gritos y sollozos del obrero que se quedó en el primer piso que corrió adonde ellos estaban.
Él les pidió que tranquen la puerta y los demás lo hicieron.
Él les contó que escuchó como si varias personas conversaran en el primer piso y cuando él se despertó vio a varios seres con cuernos y pezuñas que conversaban.
Entonces, ellos le miraron y se le acercaron y él se fue corriendo entre sollozos y gritos al segundo piso.
Mientras les terminó de contar, escucharon como arañaban la puerta desde afuera, desde el pasillo del segundo piso, y escucharon unos horribles alaridos.
Al día siguiente, todos recogieron sus cosas y renunciaron al trabajo, dejando la casa a medio construir.
Meses después, se enteró por allegados al trabajo que dicha casa no se llegó a terminar de construir porque los albañiles que llegaban renunciaban a los días de trabajar.
Él nunca supo porqué penaban pero le aseguró a Sandro que en esa construcción deambulan demonios y seres de oscuridad.
Relato número 4: el cuarto del local comercial
Esta historia me la contó hace varios años Enrique, un amigo del colegio secundaria.
La familia de Enrique era dueña, allá por el 2002, de una propiedad en la avenida Venezuela, al lado del tragamonedas Pantera.
Dicha propiedad era una casa de dos pisos en la que funcionaba un pequeño local comercial.
En el primer piso se había acondicionado como establecimiento comercial en los que había seis stands que ellos alquilaban a diversas personas.
Eran stands de venta de ropa y una peluquería.
El segundo piso mantenía su diseño original con una pequeña estancia como una sala, un cuarto, un baño y una azotea.
Su familia necesitaba que alguien se quedara a pasar la noche en el segundo piso, durmiendo en el cuarto, para vigilar el centro comercial para cuando no hubiese nadie.
Para Enrique era una gran oportunidad de vivir solo, por lo que le sugirió a su mamá que él se podía hacer cargo del local, quedándose a vivir en el segundo piso.
Su mamá, al principio, no quería, pero, al ver que se evitaría el tener que pagar a un vigilante, le permitió quedarse allí.
Le dio un juego de llaves de la propiedad.
Ella le dijo que ante cualquier intruso él se cierre en su cuarto.
En los primeros días, su papá lo llevaba para enseñarle el procedimiento del cierre de la puerta enrollable del primer y segundo piso.
Al llegar del colegio, Enrique se iba al segundo piso, cerrando la puerta de dicho piso.
Tras cenar, bajaba, unos minutos antes de las diez, para asegurarse de que las personas cerrasen sus stands y se marchen, juntamente con los clientes.
Ya al no haber nadie, su papá cerraba la puerta metálica y enrollable del primer piso.
Se apagaba la luz del primer piso y, una vez que todo estaba listo, él se iba al segundo piso cerrando la puerta de acceso al segundo piso.
Mi amigo aprendió muy rápido y ya lo hacía solo, sin presencia de su padre.
Enrique asegura que, ya en su cuarto, mientras intentaba dormir, escuchaba como alguien caminaba enel segundo piso, por la sala.
Él, al principio, pensaba que era un ratero que se había colado por la azotea, por lo que no salía de su cuarto hasta el día siguiente.
Al día siguiente, él salía del cuarto y veía que todo estaba en orden, sin que se llevasen nada.
Se percató que en la azotea había un tragaluz muy largo, por lo que no había posibilidad de que lleguen a la azotea, salvo que el ratero vuele.
Él atribuyó a que había fantasmas allí.
Él, para demostrar que era valiente y que quería vivir de forma independiente, no dijo nada a sus padres y se lo guardó para sí mismo.
Siguió escuchando el ruido de pasos en la sala del segundo piso, aunque los pasos no se limitaban a la sala.
Algunas veces, los pasos se dirigían al primer piso.
Enrique salía de su cuarto a inspeccionar, para luego constatar que no había nadie.
Un frío le bajaba por la espalda y se marchaba rápidamente a su habitación.
Lo más aterrador fue que también escuchó esos pasos... dentro del cuarto.
Vivió en esa propiedad hasta que se mudó a un condominio, allá por el 2007, cuando él comenzó a estudiar en la universidad.
El establecimiento fue vendido a un empresario, quien refaccionó el local y actualmente funciona allí un restaurante, el "Qumbala".
Espero que estos relatos les haya
gustado. Visiten mi canal de Youtube "Investigaciones Ocultas".
Se despide su amigo Milton. Nos vemos.
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