El libro “Leyendas y Tradiciones
Iqueñas”, cuyo autor es el escritor y profesor iqueño Juan Donaire Vizarreta,
fue publicado en el año de 1985.
Es un libro de tapa pequeña que
contiene 17 de algunas de las más resaltantes leyendas y tradiciones del
departamento sureño de Ica, tal y como lo manifiesta el título del libro.
Son 17 leyendas de fantasmas,
aparecidos, leyendas, milagros, etc. que ocurrieron en distintas partes del
departamento de Ica, el cual está al sur de Lima, capital de Perú.
Entre las 17 leyendas que más
me atrajeron puedo nombrar a 6, debido a que son historias de fantasmas y cosas
paranormales.
Leyenda n° 1: La media luna
Esta leyenda la oyó Donaire de
pequeño. Cuando hay un movimiento sísmico se oía un lejano ruido similar a un
bramido de fieras que venía de la Quebrada de Pisco, siendo comentado por los
campesinos de Pisco que eso se debía a que la Media Luna se ha enfurecido.
Donaire explica que esta
leyenda se la contó un anciano que conocía las historias y tradiciones de ese
lugar de Ica. Hace años en la cima del cerro de la Media Luna existía una
laguna en la que había bastantes camarones. Dicha laguna fue puesta por la luna
para que le sirviera como un espejo para cuando quisiera salir de noche. Nadie
podía acercarse a la cúspide del cerro bajo pena de quedar encantado, ósea bajo
un encanto. Es menester aclarar lo que significa la palabra encanto en este
contexto, la cual se refiere a un acontecimiento paranormal que el contemplarlo
trae la consecuencia de verse arrastrado a otra dimensión fuera de esta
realidad y ser convertido en un ánima.
Pero el diablo se apoderó de
ese lugar y de los seres vivos que llegasen allí. Los camarones se convirtieron
en demonios que en esa forma de crustáceos esperaban atrapar a los incautos que
por allí se adentraran.
Hubo muchos encantados. Se
refiere que los que se iban a pescar camarones no volvían pues el diablo
cargaba con ellos. Se ven en una ladera del susodicho cerro una guitarra y un
cajón creyéndose que fueron encantados unos cantantes que iban a dar serenata.
Se dice que en noches de luna
nueva se oyen las voces y melodías de los encantados.
Se especula que los encantados
están pagando las faltas y pecados que cometieron en vida.
En una ocasión, la luna
apareció y en ese momento la laguna voló hecha pedazos como si de un espejo se
tratase. Las aguas descendieron por la ladera del cerro, dejando la estela de
una media luna, siendo esta marca la vigilante del lugar.
Cuando hay un movimiento
telúrico, se oyen los gritos de las personas y animales que están atrapados en
dicho lugar y además se observan destellos cuando el diablo quiere hacer de las
suyas pero no pueden hacer nada.
El autor cuenta que una noche
se acercó con varios amigos a dicho cerro para explorarlo pero en eso el viento
zumbó hacia el cerro creando raros y siniestros ruidos, cosa que hizo que al
final declinasen.
Leyenda n° 2: Huacachina
La laguna de Huacachina es una
laguna famosa por la propiedad medicinal de sus verdosas aguas. Se halla
situada a cinco kilómetros al oeste de la ciudad de Ica, entre arenales y altos
médanos. Modernos edificios rodean dicha laguna a la par de huarangos, juncos,
toñuces y demás árboles iqueños.
Es interesante que en las
noches de luna llena varias parejas de enamorados se hacen promesas de amor
bajo la sombra de un encorvado y añoso huarango.
Hace muchos años vivía en los
alrededores del caserío de Comatrana un hombre melancólico que se dedicaba a
las labores del campo. Un día se topó con una mujer muy hermosa y él se enamoró
muy locamente de ella. Cabe decir que antiguamente en los caseríos todas las
personas se conocían por ser muy pocas por lo que él nunca la había visto y debe
suponerse que ella era una forastera o que vivía en una comarca cercana.
Él soñó que ella vivía entre
huarangales entre los médanos y cómo estaba tan perdidamente enamorado que sus
ansías de volver a verla fueron tantas que fue a visitar dunas con la esperanza
de encontrarla allí.
No la encontró pero se hizo
aficionado a cazar palomas, tórtolas y otra variedad de aves típicas de la
zona.
Una noche vio a una paloma
posada sobre la copa de un árbol y se dispuso a cazarla pero la paloma voló a
unos árboles hasta que se metió en el espeso follaje de los huarangos. Poco
después oyó el arrullar de una paloma que parecía llorar. Dicho arrullo se
trasformó en una melodiosa canción que la cantaba una mujer.
Se dirigió al pequeño bosque
de huarangos y vio a la mujer que andaba buscando. Ella mientras cantaba,
cavaba un pozo de donde fluía agua fresca. Se bañaba allí y mediante un espejo
contemplaba y peinaba su cabellera rubia. Por el espejo ella vio al cazador y
sintió temor.
Ella se alejó de él ante lo
cual el cazador la llamaba para que se acerque pero ella le dijo que no podía
tener contacto carnal porque había sido designada como sacrificio al dios de
los campos para que enviara lluvia.
El cazador quiso atraparla
pero ella echó a correr. La chica fue derribada por el tronco de un huarango y
cuando fue allá el cazador vio que se había formado una laguna producto de que
el espejo de la chica se convirtió en laguna. La tela que cubría a la mujer se
convirtió en médanos y ella se transformó en sirena. El color de las aguas
tendría el color de sus ojos verdes.
Desde ese momento la laguna
tenía propiedades curativas.
Con respecto al nombre, es un
nombre quechua compuesto por las palabras huacca que significa “llorar” y china
que significa “joven”, lo que significa la joven que hace llorar.
Ahora, sobre la sirena y sus
apariciones se dan por muchas pero dichas apariciones serán tocadas en otro
video.
Leyenda n° 3: Cerro prieto
El Cerro Prieto es un cerro de
color negruzco que se encuentra al oeste del pueblo de Guadalupe que es la
capital del distrito de Salas, el cual está ubicado al norte de Ica.
Es un cerro alargado de norte
a sur y al parecer fue lugar de veneración desde tiempos prehispánicos.
Restos de raras construcciones
de piedra están desperdigados por las laderas del cerro. Hay unos escampados
que parecieran haber sido unas carreteras bordeando montículos de piedras
encontrándose pequeñas plazoletas como si dieran paso al encuentro de dos
carruajes.
El Cerro Prieto fue una
pacarina o tótem al que el pueblo acudía a rendir culto a sus dioses.
La pacarina es una divinidad
particular de cada ayllu o grupos de familiar siendo una montaña, lago, mar,
etc.
Como acto de extirpación de
ese culto se puso las cruces en la cima.
La leyenda del origen del
Cerro Prieto es la siguiente:
El Cerro Prieto fue un
monstruo que fue enviado para destruir todo lo que encontraba a su paso, convirtiendo
en pampa desolada la mayor parte del terreno comprendido entre el mar y los
contrafuertes andinos.
Los pobladores oraron y
potentes rayos se incrustaron en el cuerpo del monstruo, matándolo.
Tras morir se convirtió en
montaña.
Pero antes de morir, el
monstruo pidió al diablo que se apoderasen de sus restos y castiguen a las
personas.
Sin embargo, más que la leyenda del cerro lo
que es más aterrador son las historias que se le relacionan al cerro.
Se cuenta que el diablo pasa
en una carreta por el cerro. Un señor que no quiso creer dicho rumor se fue de
noche al cerro pero su sorpresa fue enorme cuando vio una carreta que se
acercaba rápidamente hacía él. Él se trepó a su caballo y huyó en dirección al
pueblo de Guadalupe y hasta allí lo persiguió la carreta. Al día siguiente de
ello estaban las huellas de la carreta. El propio escritor Donaire vio las
huellas de la carreta, supongo en sus años tiernos.
Donaire dice que escuchó el
redoblar de tambores así como las notas de una banda de músicos.
También se cuenta que en este
cerro están escondidos sacos de oro y plata, enterrados por los montoneros,
poniendo como señal una caña brava.
El Cerro Prieto fue testigo de
reuniones de brujos y brujas pero esa es otra historia que contaré en un futuro
video.
Leyenda n° 4: Saraja
El cerro Saraja es una colosal
duna que domina a la ciudad y que poseía una laguna que se secó.
No hay un leyenda de su origen
como en las leyendas del origen del cerro de la media luna, la laguna de la
Huacachina y del cerro prieto, pero si hay bastantes leyendas sobre el entorno
del cerro de Saraja.
En ese lugar se cuenta que en
las mañanas nubladas, en los atardeceres tranquilos o en las noches de luna
llena se veía sobre los arenales de la laguna a una mujer que bailaba al son de
una música surgida de los lejanos médanos. Cualquier persona que viera tal
baile era atraído por la bailarina hacia la laguna en la cual la víctima se
hundía y no volvería salir.
En Saraja también se dio el
caso de que una niña, quien sufría los maltratos de una familia acomodada, fue
a recoger leña a este paraje y que una misteriosa y a la vez hermosa mujer la
ayudó dándole toda la leña posible así como le regaló unos montones de carbón.
La niña los puso en su habitación pero que en la noche dichos carbones se
convirtieron en oro lo que atrajo la avaricia de los dueños quienes le
preguntaron a la pequeña sirvienta de donde había sacado tanto oro y ella le
dijo. Al día siguiente fueron muy de mañana al referido lugar. Fueron con un
grupo de músicos porque se enteraron que a ella le gusta la música pero al
llegar vieron que había una entrada en el cerro. Dicha entrada conducía al
fondo al oro, bajo la sombra de floridos árboles. Ellos cruzaron el portón del
cerro y ni bien lo hicieron quedaron atrapados en el cerro.
Se comenta que ellos y otros
encantados hacen alboroto en el interior del cerro al ser el mediodía o la
medianoche, oyéndose incluso notas de bandas musicales.
Cierto día, unos alumnos del
colegio nacional “San Luis Gonzaga” se tiraron la pera, término coloquial para
decir que faltaron a clases y se fueron a vagabundear. Se fueron hacia Saraja.
Vieron, pues, un hermoso jumento que pastaba debajo de un huarango pero cuál
fue su sorpresa que dicho animal crecía para dar cabida a todos. Ellos se
asustaron y regresaron a la ciudad. Estaban convencidos de que el diablo se
convirtió en asno para cargar con ellos al encanto de Saraja.
Al igual que el cerro Prieto,
el cerro Saraja fue un lugar de adoración, siendo venerado como una pakarina.
Saraja es el compuesto quechua
de Sara que significa “maíz” y Acja que significa “chicha”. Era pues el lugar
donde se hacía o se libaba chicha de maíz en honor a la divinidad.
Hay unas líneas que se
refieren a Saraja:
Debajo de una gran palma,
juego lento la baraja, pensando con toda el alma, en el cerro de Saraja.
Leyenda n° 5: Botaron al diablo en Huaitará
Huaitará es una ciudad serrana
ubicada a 2,500 metros sobre el nivel del mar. Quiere decir Flor mía. Cuenta
con varios restos arqueológicos siendo el más conocido las ruinas de Incawasi.
Una persona natural de
Huaitará comentó que en dicho lugar estuvo el diablo haciendo daño a la gente
pero luego lo pudieron botar hacia Ica. El escritor Donaire le preguntó cómo
era esto y él le dijo que no podía decir más porque los cerros escuchan, dando
a entender que el diablo quien mora en los cerros podía escucharlo y hacerle
algo terrible.
Así pasó con otro natural de
Huaitará.
Sin embargo cuando ya había
regresado a Ica, se encontró con un amigo natural de Huaitará quien le contó lo
siguiente:
“Don Cirilo Puma vivía cerca
de Santa Catalina que es uno de los sitios arqueológicos más valiosos de Huaitará.
Su vivienda aunque era moderna inspiraba miedo y respeto. Él atendía ciertos
negocios en Ica o en Lima por lo que a veces se ausentaba de su casa y
permanecía varios meses en dichas ciudades.
Se comentaba que en su casa
cuando no estaba se reunían personajes desconocidos para ejecutar danzas
macabras y renegar de Dios. En algunas noches se oían gritos desgarradores a la
par de aullidos de lobos.
Había llegado a vivir en la
referida casa un personaje cuyo nombre nadie lo sabía. Usaba vestidos elegantes
y caminaba rítmicamente. Él era quien organizaba dichas reuniones.
Nadie conversaba con él.
Muchas desgracias hubo en el
pueblo cuando él vino: mujeres asaltadas y violadas en el campo, dificultades
raras en el trabajo campesino y fuertes remolinos por las encrucijadas que
oscurecían el paisaje.
Un atardecer se vio hacia el
lado del lugar llamado Huatas a un grupo de personas vestidas de rojo
ejecutando danzas alrededor de un montículo de piedras y el personaje extraño
era quien dirigía tal actividad.
Esas personas se dieron cuenta
que el pueblo los miraba y desaparecieron en un estela de humo.
A partir de allí, la gente
cada vez que lo veía le increpaba quien era y a qué se dedicaba.
La comunidad decidió citarlo
para que declare pero ante la negativa del sujeto quien no asistió en varias
oportunidades se decidió por expulsarlo.
Una mañana lo llevaron y lo
sacaron de Huaitará con la amenaza de matarlo si es que regresaba.
No pasó mucho cuando hubo una
tempestad venida del oeste. Un griterío se oía de lado del remolino.
La multitud de personas vieron
que en dicho lugar, para ser más precisos sobre la cumbre del cerro Qolca,
estaba el personaje junto a otros personajes y él les dijo que era dueño de
todos los cerros y que se iba de paseo a la costa pero que en cualquier rato
regresaba. Luego despareció junto a sus amigos.
Se dice que ese personaje no
fue otro que el mismísimo diablo.
Leyenda n° 6: Heralda, la bruja
Había una mujer que vivió por
las primeras décadas del siglo XX, llamada Natiel quien tenía fama de ser una
bruja capaz de dañar y destruir a las personas.
Todos le temían y procuraban
no mencionar su nombre. Era objeto de miedo y terror.
El autor estaba cerca del
cerro Prieto. Un señor le contó la siguiente historia:
“Esas paredes derruidas que se
ven en el cerro Prieto son restos de la morada de doña Natiel y allí se reunía
con otros brujos bajo la presidencia de Satanás.
Ella en su juventud era una
mujer muy bondadosa además de bella y alta. Una noche de fuerte tormenta
apareció en la puesta de su casa un joven vestido quien resultó ser el diablo.
Tras seducirla, la llevó a la
cima del cerro prieto donde estaban varias personas vestidas con ropas raras y
haciendo bailes macabros.
El diablo tras decirle unas
palabras la convirtió en bruja tras un ritual de iniciación en el que le chupó
la sangre de los dedos de la mano izquierda y se la escupió en el rostro.
Natiel cambió su nombre por
Heralda. Ella aprendió la técnica de volar diciendo las palabras cabalísticas
“Sin Dios y sin Santa maría me voy feliz por esta vía” y se echó a volar en una
escoba y su rostro se convirtió en el de una anciana decrepita.
Ella a través de la magia
negra y la hechicería causó raras enfermedades, deformaciones en el rostro y en
algunos casos causaba la muerte.
Tomaba la tierra pisada por la
persona designada para el daño, la envolvía con cuidado formando un muñeco, el
cual lo llevaba al cementerio y lo enterraba y luego le echaba ese polvo más
tierra de muerto a la persona en un descuido. También lo remojaba y daba de
beber, causando una muerte rápida pero dolorosa.
Ella podía convertirse en fiera
o en animal doméstico y podía causar la muerte con graves y profundas heridas.
Una anécdota es que quiso corregir a un pariente suyo que salía de noche y le
dijo que no saliera de noche por el camino a Rincón puesto que sale un pavo
salvaje que puede matar. El sujeto no le hizo caso y ella decidió espantarlo.
Ella se convirtió en pavo
gigante y se le cruzó en el camino. Él tenía un garrote y le dio al pavo una
tanda que lo dejó tirado en el suelo. Al día siguiente, Heralda estaba enferma
con varias costillas rotas. Ella se dejó hacer así porque le tenía gran cariño,
en otro caso ella lo hubiera matado al primer aletazo.